Por el Dr. Esteban B.Sanchez.
Hoy desarrollaré este tema en forma sencilla y fácil, pero no por ello dejará de tener el contenido científico y verás que siempre empleo cada vez que expongo y desarrollo un tema de la importancia que el mismo significa para todos aquéllos pacientes que padecen esta desagradable enfermedad llamada Psoriasis.
Se trata de una enfermedad conocida desde la más remota antigüedad, que la medicina ortodoxa reconoce no haber logrado todavía considerar dentro de las patologías curables, por tener un fondo genético imposible de corregir con las terapias convencionales hasta el momento desarrolladas y empleadas.
Por supuesto, sabemos sobradamente que todo tratamiento drogal de los ya conocidos, apenas consigue lograr una mejoría o supresión sintomática momentánea, que a poco de ser abandonado vuelven a repetir las manifestaciones cutáneas que lo caracterizan.
Sabemos que entre los medicamentos más frecuentemente empleados se encuentran los corticoides, que una oportuna y correcta prescripción puede favorecer de momento una aparente mejoría o curación, que a poco de ser abandonado por las complicaciones secundarias que lo caracterizan por el uso prolongado del mismo, la enfermedad repite en toda su máxima expresión para sorpresa y tremenda desilusión del paciente que había confiado en la magia de la corticoterapia, nueva frustración en estos enfermos crónicos cansados ya de ser medicados con tratamientos drogales de los más diversos con emplastos, cremas,ungüentos, líquidos y toda suerte de sustancias prescritas por las más diversas vías, bucal, inyectable, externas, etc., dirigida por los más experimentados dermatólogos, médicos clínicos y porque no decirlo por aficionados de buena voluntad, valga el término “curanderos”, pero de escasa o mala preparación justamente frente a esta enfermedad tan antigua como la historia misma del hombre, que hasta se la describe en las Santas Escrituras, en obras de Oriente y Medio Oriente, confundiéndola hasta con la lepra, la sarna y toda suerte de enfermedades con las que puede estar acompañada, valga la artritis psoriásica como el mejor de los ejemplos, donde son los corticoides los remedios más empleados para evitar su evolución y con ella la deformación de las pequeñas y medianas articulaciones.
Solo nosotros, los médicos y por supuesto los pacientes que la padecen, sabemos lo desagradable e insufrible de esta enfermedad que les ha tocado en suerte y diría yo en desgracia, vivir frente a un tremendo arsenal terapéutico y drogal que lo componen, sin dar hasta el momento una respuesta cierta a tan desgraciada enfermedad.
Paso ahora a referir con suma seriedad y respeto por los colegas que tratan a estos pacientes nada fácil de conformar cuando se los enfrenta al verdadero futuro que les toca vivir cuando la psoriasis se ha instalado en ellos y es nuestra obligación informarles con toda seriedad y por sobre todas las cosas sinceridad respecto al presente y porque no decirlo, el futuro que a cada uno de ellos les tocará vivir de ahora en adelante.
Suelo ser muy cauto pero a la vez muy optimista cuando paso a referirles mis experiencias como médico y la de muchos pacientes tratados y curados a lo largo de más de 30 años de ejercicio en el tema, a nivel personal y la de muchos colegas que emplearon la Uroterapia como la vengo realizando en mis tratamientos agregando a ello el Autohemonosode y Autouronosode práctica que desarrollara e informara en trabajos anteriores como experiencias publicadas hace ya más de 30 años.
Ahora, con nuestros conocimientos actuales fruto de los estudios realizados por el Dr.Hahneman, médico alemán descubridor de la acción terapéutica por los semejantes, llamada Homeopatía y luego la Escuela Francesa en el empleo de la propia sangre y orina del paciente en forma dinamizada, y el empleo de la Organoterapia Dinamizada como la vengo desarrollando desde hace más de 30 años se consiguen resultados imposibles de imaginar hasta hace poco tiempo.
La Uroterapia, sistema empleado por los pueblos orientales desde hace 5000 años, logra respecto a esta enfermedad, “la Psoriasis,” resultados curativos imposibles de lograr con otros medios terapéuticos, sin el uso de drogas tanto internas como externas, por ser el empleo de la propia orina del paciente la que consigue corregir el desequilibrio y alteración genética que lo condiciona como enfermo, y que solo así es posible por llevar en ella la memoria de su patología que al reingresar al organismo por las diversas vías que empleamos, corrige el estigma que lo lleva a su condición de enfermo.
Aquí sí se impone firmemente aquello de que el enfermo no está enfermo porque tiene una enfermedad, sino que ha adquirido una enfermedad por estar previamente enfermo, factor genético.
La enfermedad Psoriasis es la expresión final de su condición de enfermo, que es previa a ese grupo sintomático llamado enfermedad.
Repito, la Psoriasis es la resultante de un doble problema, 1º la predisposición genética ya no discutida en la gran mayoría de los casos tratados y 2º un desequilibrio neuroendócrino con compromiso psicológico que resulta ser el factor desencadenante que caracteriza la enfermedad a nivel piel, momento en el que todos los pacientes toman conciencia de la presencia de su enfermedad, motivo por el cual realizan la primera consulta al médico.
Es más frecuente que sus primeras expresiones se observen en regiones expuestas como codos, rodillas, cuero cabelludo, etc., pero cuando las placas se van haciendo más grandes y más numerosas, dificilmente respeten partes del cuerpo, como le suele ocurrir a los pacientes más crónicos y rebeldes a los tratamientos convencionales instituídos.
Se suele hablar de enfermedad sistémica, metabólica, psicosomática y de fondo genético, razón por la cual no hay tratamiento curativo que haya demostrado ser positivo, ya que la gran mayoría de todos los empleados hasta el presente, resultan ser supretorios o sintomáticos, logrando solo resultados pasajeros o hasta la llegada del otoño e invierno siguiente.
Paso a referir que solo un tratamiento integral dirigido al “enfermo todo” logra la llamada “curación del enfermo”, no la simple y hasta fácil mejoría de la lesión de piel que caracteriza a la psoriasis.
En primer lugar, hay que realizar la Historia Clínica del enfermo, evaluar tanto su enfermedad como las interferencias e intoxicaciones medicamentosas empleadas hasta el presente, porque a su “enfermedad natural” llamada Psoriasis, se suma la enfermedad iatrogénica o medicamentosa provocada por las drogas empleadas hasta el momento, que seguramente tendremos que dejar definitivamente para no interferir en la verdadera curación del “enfermo todo”.
Iniciar el tratamiento curativo, significa aceptar realizar una dieta depurativa a la vez que desintoxicante.- Dejar todo tratamiento drogal que pueda interferir en la verdadera curación y depuración del enfermo.
Cumplir extrictamente con el tratamiento “Homeopático Unicista”, la Organoterapia Dinamizada de la Escuela Francesa y la Uroterapia que debe ser respetada según el plan que preconizo y que a los tres meses de iniciado el tratamiento, el paciente no solo comprende,acepta y cumple a raja tablas apreciando ya una mejoría no observada con ningún otro tratamiento no drogal, sin el uso de corticoides, sin cremas, líquidos ni nada extraño a su cuerpo, razón por la cual lo puede realizar por todo el tiempo que la curación total y definitiva así lo exija y debe continuarlo hasta que su terreno constitucional esté completamente depurado y sus defensas puestas a punto para no volver a aparecer la enfermedad que lo llevó a su condición de “enfermo”.
Es un tratamiento natural no drogal, fácil de cumplir, de muy bajo costo por emplearse la propia sangre y orina del paciente como depuradora y limpliadora de sus lesiones de piel.
La Organoterapia Dinamizada es una terapia de organoespecificidad que limpia, depura y estimula funcionalmente cada órgano o tejido enfermo.
Tanto la Uroterapia como la Organoterapia Dinamizada son temas vastamente desarrollados y publicados durante el año pasado.
Para aquellos que deseen informarse en profundidad, solicitar mayor informe al autor de estas líneas.